Cuando dibujas a alguien en el metro o en el tren, estableces un vínculo entre el que dibuja y el dibujado. Puede que el sujeto dibujado se dé cuenta o no. Pero ocurre a veces que hay un tercer personaje que no aparece en la escena y sin embargo está muy presente; es el que está sentado a tu lado y no te quita ojo. Él o ella es quién observa pacientemente el progreso de tu dibujo. Su mirada va de tu cuaderno al sujeto dibujado y como si de un juez se tratara, emite su veredicto con diferentes gestos. Arquea las cejas, aprieta los labios, se sujeta la barbilla...
La catársis se produce cuando el sujeto que está a tu lado le hace gestos al sujeto dibujado. Entonces es cuando soy consciente de ser sólo el vértice de un triángulo. Menos mal que toda esta paranoia se diluye cuando cada uno se baja en su estación.
La catársis se produce cuando el sujeto que está a tu lado le hace gestos al sujeto dibujado. Entonces es cuando soy consciente de ser sólo el vértice de un triángulo. Menos mal que toda esta paranoia se diluye cuando cada uno se baja en su estación.
Comparto todas tus reflexiones sobre el dibujo discreto y el testigo indiscreto, Fernando, muy buena entrada, desde luego.
ResponderEliminarMuy bueno Fernando.¿Y no te ha pasado que, para a ver tu objetivo disimuladamente, fuerzas la trayectoria de la mirada sin mover la cabeza y acabas casi con los ojos en la mano...?
ResponderEliminar¡Si jajaja! Entonces el de enfrente te tiene que ver con los ojos en blanco como un zombi. Jajaja ...¡vamos a acabar fatal!
ResponderEliminarGracias por tus comentarios Patricia, me animan a seguir compartiendo éstas pequeñas cosas y no dejarlas en un rincón, en un papel o en un cajón.
ResponderEliminar