Lo primero que te encuentras es la Arquería. Al margen de cuestiones
estéticas no tengo ninguna duda de que estoy ante una virguería de materiales,
forma y arquitectura. Sin contar con los adornos como p.e. los búhos
escondidos entre los arcos, adormideras en las rejas, halcones de piedra, murciélagos,
etc… que darían para otra jornada de dibujo. Coordinar tantas influencias
formales y mantener un estilo personal y homogéneo tuvo que ser una trabajo muy duro.
Atravieso la arquería y camino por el paseo entre
gigantescos cipreses de luto. Los edificios adyacentes tienen grandes
ventanales en la fachada con arcos modernistas que me recuerdan a los viejos
aparatos de radio o a calandras de coches antiguos.
Por fin se divisa la cúpula de la capilla con el ángel esperando la señal del séptimo sello para tocar la trompeta que apoya sobre sus piernas anunciando el Apocalipsis.
Por cierto la cubierta original era cerámica y el interior
no tiene nada que ver con la chapuza actual.
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